La pastelería Leku-ona de Mungia celebra su 51 aniversario repartiendo bollos de mantequilla

(DEIA) El año pasado celebraban su 50 aniversario con un bollo de mantequilla gigante, casi más largo que la historia de esta pastelería emblemática de Mungia, Leku-ona. Y es que son casi cuatro generaciones de la familia Markaida -el último en llegar es Alex, de dos años- las que la contemplan. En 1962 abrían Miguel Markaida y Antonia Landaluce las puertas de la pastelería, y desde entonces el negocio se ha convertido en uno de los establecimientos indispensables para la mayoría de mungiarras, que han crecido saboreando, entre otras exquisiteces, sus famosos bollos de mantequilla.

 

Este año, visto el éxito de la anterior edición, la familia Markaida decidió repetir repartiendo deliciosas porciones de bollo de mantequilla entre los más pequeños. Además, en esta ocasión la fiesta no acabó ahí, ya que el mago Valen hizo las delicias de pequeños y mayores, con trucos de magia, bromas, chistes y globos a los que fue dando mil y una formas, desde perros salchicha hasta bicicletas. Asimismo, con cada porción de bollo se hizo entrega de un número para que cada niño tuviese la oportunidad de tomar parte en uno de los cuatro talleres de magia que sortearon y que se impartirán en la primera Academia de Magia de Euskadi.

Por otra parte, los jóvenes del centro de rehabilitación Asegarce, ubicado en Atxurizuri, fueron invitados también a tomar parte en la fiesta de la pastelería. Uno de ellos, Ángel, cliente habitual de Leku-ona, no quiso perder la ocasión para disfrutar de una tarde muy dulce junto a sus compañeros y monitoras, a pesar del intenso bochorno que sufrieron ayer en la comarca.

Todos los que se acercaron ayer a la calle Butroi de Mungia -más de 100 niños e incontables curiosos- celebraron junto a quienes actualmente regentan el establecimiento 51 años de cumpleaños, comuniones, santos y todo tipo de efemérides que incluyen siempre pasteles, dulces y pastas: Miguel Ángel Markaida (hijo de los fundadores), su mujer Mari Cepeda, la hija de ambos Jone junto a su marido Víctor Solera y el hijo de estos últimos, Alex, que aunque todavía no puede ayudar entre harinas, "apunta maneras", aseguraban.

La calurosa tarde de ayer se convirtió por arte de magia en una fresca fiesta de verano, llena de humor, sorpresas y sobre todo, esponjoso bollo.

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