El mítico bar mungiarra reabre sus puertas el próximo 21 de noviembre con un nuevo proyecto

DEIA - Domingo, 17 de Noviembre de 2013

allí conocí al hombre de mi vida". Así cuenta la mungiarra Nahikari, cómo el Ikusi cambió su vida para siempre. "En aquellos años en Mungia había muchísima fiesta los fines de semana. Gente de todas partes venía semana tras semana porque el ambiente era alucinante", asegura. Y el Ikusi era uno de los puntos de encuentro más importantes por aquella época. "Recuerdo que estaba con mis amigas jugando en la máquina del Buble Buble y mi actual marido y sus amigos, que eran de Sodupe, se nos acercaron a hablar". Tras ese primer encuentro, Nahikari y Luiscar volvieron a verse en el Ikusi, y desde entonces no se han separado, e incluso tienen una hija en común, Malen.

 

 

Y es que para ella y otras muchísimas personas, el bar Ikusi ha sido algo más que un bar o un disco-pub. "El Ikusi ha sido para mí como mi casa", asegura Ana emocionada, ya que "pasé muchísimas horas en la barra esperando a que Jose Mari, entonces camarero del Ikusi, tuviera un descanso o acabara su turno". Porque Ana y Jose Mari son otra de las incontables parejas que ha unido este local: "Iñaki -el propietario- nos veía cada fin de semana mirándonos el uno al otro pero sin atrevernos a dar el paso". Por eso, se convirtió en su particular Celestino: "Nos puso uno frente al otro y consiguió que habláramos". Desde entonces Ana se convirtió en una habitual del Ikusi, incluso llegando a "echar una mano en la barra cuando el trabajo se acumulaba".

Otra de las excamareras del Ikusi, Lorena, se muestra "nerviosa" ante la reapertura del local porque "son muchos años y mucho lo que hemos vivido aquí". Y añade: "El Ikusi no era solamente un bar o un pub. El Ikusi era una pequeña familia", asegura con los ojos húmedos, mientras observa las obras del local.

Así, la gran familia del Ikusi fue creciendo a lo largo de los años. Camareros, DJs y clientes habituales crearon, junto a los Uria-Salamero, un lugar en el que cientos de jóvenes pasaron probablemente parte de las mejores horas de su juventud cantando y bailando al son de Flying free o Desátame.

Y ligando. Porque en el Ikusi se ligaba, y cómo. "En el Ikusi me dieron mi primer beso", recuerda una gatikarra. "Las columnas del bar han sido testigo de muchos amores, algunos más pasajeros que otros" se sonríe uno de los excamareros al recordarlo.

famosos carnavales Una de las fiestas que más gustaban en el Ikusi de Mungia eran los carnavales. Todos, camareros, DJ, y hasta amigos o clientes participaban siempre convirtiéndose en mexicanos, gheisas, presos o ángeles por una noche. Cris, excamarera del pub, los recuerda con especial cariño: "Eran brutales". Además, añade: "Allí empecé a hablar con el que hoy es mi marido, Aritz. Incluso dimos un lunch en el Ikusi tras nuestra boda", relata.

Igual que los carnavales, en las fiestas de San Pedro y, por supuesto, en las multitudinarias nocheviejas de Mungia, el Ikusi era lo que ahora se conoce como un must. Jóvenes de los municipios de la comarca y también de otros puntos de Bizkaia, hasta de Bilbao, se acercaban hasta Mungia cada fin de semana y sobre todo en estas fechas señaladas, abarrotando este mítico establecimiento.

"En Nochevieja ni te planteabas poder pasar por esta calle", señala Unai, un bakiotarra habitual de aquellas épocas. "La gente hacía cola sentada en la barandilla que había enfrente para poder acceder al Ikusi", apunta Mari, su ahora esposa. Y cada cuadrilla "teníamos nuestro rincón propio" dentro del bar, donde "siempre volvíamos" rememora.

Historia Pero el Ikusi no fue siempre un disco-pub o bar. Desde el año 1963 y hasta el 79, la madre de Iñaki Uria, Inés Andikoetxea, regentó una tienda de ultramarinos/charcutería en el mismo local. Ese último año, su hijo lo transformó en una zapatería que le dio su actual nombre: Ikusi, pero las inundaciones que asolaron Bizkaia en 1983 se cebaron con ellos: El local quedó destrozado y el material que no se perdió fue saqueado por algunos indeseables. Con este panorama y dos niñas pequeñas, Iñaki Uria y Mentxu Salamero se armaron de valor y pusieron en marcha un nuevo proyecto, empezando de cero. Así nació el Ikusi, un bar que a la larga se convertiría en un imprescindible de la noche mungiarra, un punto de encuentro de los jóvenes y no tan jóvenes, un lugar en el que, para tantos, se crearon recuerdos imborrables de las mejores noches de su vida.

Reapertura 30 años después, la familia Uria-Salamero vuelve a la carga. El nuevo Ikusi abrirá sus puertas el próximo jueves, 21 de noviembre. Lo hará con un aspecto totalmente renovado y un proyecto ilusionante. "Tenemos muchas ganas, vamos a dar el todo por el todo y solo falta que la gente responda como siempre lo ha hecho", comenta Iñaki Uria. Por eso, invita a todo el mundo a la inauguración y a "pasárselo bien".

El Ikusi pretende convertirse otra vez en referente de la hostelería mungiarra, pero desde otro concepto de local. "Hemos querido realizar una reconversión, y buscamos dar servicio de bar: grandes desayunos, pintxos, menú del día. meriendas y cenas", apunta la familia Uria-Salamero.

Para ello, han llevado a cabo una reforma integral en el local que, sin duda, sorprenderá y agradará por igual. "Conservaremos algunos aspectos del último diseño pero será diferente. Queremos que sea una sorpresa", afirman.

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