El extenso recorrido de casi 71 km apuesta por introducir los bidegorris en los centros y unir municipios.

Un estudio va más allá y se adentra fuera de la comarca para impulsar una circunvalación ciclista que una Urduliz con Plentzia a lo largo de la margen derecha del río Butrón. Para hacerlo posible, la red incluye un ramal de 3,5 kilómetros por el municipio limítrofe de Gatika.

Barrika se revela como una vía estratégica en esta red de comunicaciones al unir Barrika y Sopelana con el entorno de Plentzia y Gorliz a través del frente costero. En menor medida, el entorno de la parte trasera de las cocheras del metro jugará un papel crucial en la expansión por la presencia de un eje que conectará Sopelana y Urduliz. Asimismo, el estudio asegura la continuidad con la red de bidegorris de los entornos más próximos de Getxo y Mungialdea. El plan cierra el círculo y completa su prolongación empalmando el alto de Andrakas con la red que se proyecta en el entorno de Gamiz.

Esta conexión se une a la que ya existe con Getxo a través de un bidegorri común que discurre paralelo al corredor de Uribe Kosta. Además, el plan incluye un segundo empalme a Getxo por el pinar de las inmediaciones de la playa La Salvaje.

El mapa incorpora todas las modalidades de vías ciclistas para adaptarse a cada uno de los entornos. El diseño aboga por alejar al ciclista del conductor con un 75% de vías diferenciadas de los carriles de tráfico, ya sea por la calzada o por las aceras.

Sin embargo, el estudio recurre a la convivencia de la bici y el coche para propiciar su presencia en el corazón de las localidades. En este caso, se proyectan más de 17 kilómetros en los distintos cascos urbanos. Hormaeche defiende esta fórmula para conciliar los intereses de los diferentes colectivos. "En calles estrechas es complicado trazar un bidegorri porque generas conflictos. No hay espacio suficiente en las aceras y las bicis tienen que circular por la calzada si no quieres quitar aparcamientos", señala.

Para ello, propone la modificación de estos tramos a través de un diseño semipeatonal que garantice la seguridad de los ciclistas con la ralentización del tráfico. Con este fin, el plan desarrolla tramos de velocidad reducida a 30 kilómetros.

Paralelamente, las vías saltan de los entornos urbanos a pistas naturales para asegurar la continuidad de los tramos. En este caso, los redactores rescatan un viejo camino rural en una antigua zona de baserris de Barrika para unir el centro de la localidad, desde la parte trasera del asilo, con la ría. De esta forma, la red se aparta de la carretera que presenta claros inconvenientes para el ciclista con una fuerte pendiente y una curva muy cerrada.

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