Butroi Bizirik visitó ayer los parques locales para adecuar estos ponederos de aves de cara a la primavera.

Después de las bajas temperaturas, las lluvias y las heladas, la primavera se acerca tímidamente. En breve, en marzo, arranca la temporada de cría de las diferentes aves que habitan en la comarca, y no está de más que el ser humano les lance un gesto cómplice. Por ello, la asociación para el desarrollo sostenible, Butroi Bizirik, llevó a cabo ayer una salida por los parques de Mungia para revisar, adecuar y limpiar las cajas nido que se instalaron en años anteriores. Este control supuso toda una puesta a punto de algunos de estos ponederos para que se encuentren en perfectas condiciones para la época de cría que comenzará en los albores de la primavera. Ayer la cita tuvo mucho de didáctico. El ornitólogo José Ángel Isasi, miembro de Butroi Bizirik, fue el encargado de guiar la limpieza de las cajas al tiempo que explicaba a las varias docenas de personas asistentes cuáles son las aves más frecuentes en la zona y su modo de proceder de cara a la cría y el uso de estos habitáculos.

Isasi explicó que tienen unas 200 cajas nido localizadas en los diferentes parques y zonas verdes de Mungia, como el parque Torrebillela, el parque Uriguen, Morterondo o en torno al campo de rugby, en el nuevo cauce del río. Algunas han sido colocadas por Butroi Bizirik y otras por el propio Isasi a título personal. De estas, parte están destinadas a aves insectívoras, otras están diseñadas para rapaces nocturnas y otras son para murciélagos de pequeño tamaño. "Por experiencias de años anteriores sabemos que la ocupación de estas cajas nido es alta y con esta actividad pretendemos que siga siendo así", afirmaron desde esta asociación.

pensando en los niños Los niños y niñas que asistieron a esta salida fueron los que sin duda más disfrutaron de esta excursión cómplice con las aves. "Llevamos dos o tres años haciendo esta actividad. Es una forma de crear conciencia naturalista", explicó José Ramón Fano, de Butroi Bizirik. "Revisamos las cajas, vemos en qué situación están, si las ocupan los pájaros que deben de ocuparlas...", destacó. "Los niños disfrutan un montón. Sobre todo las veces que les ayudamos a que fabriquen ellos mismos las cajas. Una vez que las han montado, las numeramos y luego distinguen en los árboles cuáles son las que ellos han elaborado", narró.

Ayer la labor arrancó en el parque de Torrebillela. Allí, Isasi mostraba a los presentes las diferentes cajas nido, algunas colgadas, a las que se podía acceder con una pértiga, y otras clavadas, a las que se llegaba con una escalera. En la primera que se descolgó apareció el laborioso nido de un carbonero, o como se dice en euskera, un kaskabeltza. "Hacen una cama de musgo y luego la tapizan con pelos que encuentran", explicó Isasi. Desde algún lugar llegaba un repetitivo canto: txipi-txipi... "Ese es una kaskabeltza", explicó el ornitólogo. También encontraron un nido de años anteriores de un herrerillo o amilotxa, y otro de un agateador o gerri txori.

Con un libro de ilustraciones en la mano, Isasi explicó a los niños y niñas cómo son los pájaros que habitan en la zona. "Y también anda por aquí el que es el pájaro más pequeño de Europa: el reyezuelo, erregetxu en euskera. Pesa apenas unos cinco o seis gramos, menos incluso que el txepetxa, que alcanza unos nueve gramos aproximadamente", explicó.

La visita a Torrebillela se convirtió también en un coloquio bajo los árboles en el que los asistentes plantearon sus dudas con respecto a las aves. Así, hubo quien aseguró echar en falta a los gorriones, que antes abundaban más en la zona. Isasi explicó que los gorriones son aves muy asociadas a la vida del caserío, a la huerta, a los rosales... "A medida que los caseríos han ido desapareciendo, también ha bajado el número de aves vinculadas a la agricultura, como las txontas, las alondras o los mochuelos", subrayó.

Y así, con el txipi-txipi del kaskabeltza como banda sonora, este grupo de aliados de los pájaros, continuó con su labor, con sus preguntas, con sus curiosas incursiones a las cajas nido, aún vacías. Y que quedan limpias y preparadas para que algún txoritxu las escoja para seguir adelante con ese ciclo natural que no debe cesar nunca.