Mungia acoge una exposición que reúne planchas y máquinas de coser antiguas. Se enmarca dentro de la Feria del Coleccionismo que se celebra en el municipio.
es como viajar en el tiempo. Como trasladarse décadas atrás, cuando manos expertas y hacendosas se esmeraban por dar forma, cuerpo y prestancia a los tejidos a base de firmes puntadas y de trabajosas maniobras de planchas rudimentarias. La antigua Harrera Bulegoa del Ayuntamiento de Mungia acoge hasta el 22 de abril una exposición de planchas y máquinas de coser antiguas. Se trata de una de las muestras que se enmarcan dentro de la décima edición de la Feria del Coleccionismo que la localidad acoge este fin de semana y que cada año organiza la Asociación de Coleccionistas Bitxikiak y el Consistorio mungiarra.
"Esta es la décima edición de la feria, es un número redondo y hemos querido hacer algo más que en otras ediciones; queríamos que fueran socios de nuestra asociación los que protagonizaran la exposición principal", explica Antonio López, de Bitxikiak. Así, han sido los coleccionistas Luis de Pedro y Javier Lanzagorta los que han prestado para la muestra sus respectivas colecciones de estos enseres que evocan las tareas domésticas tal y como se hacían antaño.
Luis de Pedro es un gernikarra que siente fascinación por los ingenios mecánicos y las elegantes líneas de las máquinas antiguas de coser. Fue en el año 1976 cuando puso en marcha en Gernika una tienda de estos utensilios, donde además, su mujer impartía clases de bordado y costura. En 1998 acudió a una feria a Barcelona y vio varios de estos aparatos antiguos expuestos. "Ahí empezó mi fiebre", explica. A lo largo de estos años ha logrado recopilar hasta 500 máquinas de coser, de las cuales, más de 50 se encuentran ahora expuestas en Mungia.
La más antigua de sus posesiones es una máquina americana que data de 1853. Así, quienes durante estos días se acerquen a la Harrera Bulegoa de Mungia, encontrarán, por ejemplo, un pequeño y rarísimo ejemplar de máquina francesa que se sujeta a modo de tenaza y que es para coser sacos. También una americana de 1890 que se usaba para coser guantes o la primera máquina de que fabricó Alfa en 1926 en Eibar, y que llevaba el sobrenombre de Máquina de la República, por la época en la que vio la luz.
"Mucho hierro" "Lo malo de estas colecciones es que son muy pesadas", bromea Javier Lanzagorta, de Arrigorriaga, que lleva años coleccionando planchas. Atesora ya más de 400 unidades, de las cuales, en torno a 150 están ahora expuestas en Mungia. Recuerda cómo a su ama no le gustaba nada eso de la plancha. "Estaba muy quemada con ellas. Y yo empecé con la afición poco a poco... Y me junté con un montón de hierro", añade. Lanzagorta explica que la mayoría de sus planchas son de fabricantes de Estados Unidos, centro Europa y España, y que él ha llegado a pagar hasta 800 euros por una, concretamente una plancha refractaria holandesa de cobre.
Las piezas más antiguas que posee y que se pueden ver estos días en Mungia, son unas planchas de la lejana China que datan de en torno a 1700. Éstas se calientan con piedras en lugar de como lo hacen las de carbón, las más habituales en Europa junto con las refractarias, que cogen temperatura encima de chapas. También se pueden ver planchas de petróleo o de gas. "Las de gas duraron poco, porque explotaban y provocaron muchos accidentes", explica Lanzagorta.
Y entre los ejemplares expuestos hay múltiples curiosidades, como planchas específicas para quimonos, para calentar sombreros, para pantalones, gorros... "Una de las más peculiares es una para planchar flores y dibujos en la tela que estaba en un convento de Reus", narra. Y también hay otra plancha americana para alisar baberos, que lleva un ingenio de rodillos, mientras que otra se usaba exclusivamente para trabajar los puños de las camisas. Lanzagorta mira orgulloso su colección y mantiene firme el propósito de recopilar más planchas. "Mientras no me echen de casa...", bromea.
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