Mungia celebró ayer el 50 aniversario del Goggomobil
Una veintena de pequeños autos de época se dieron cita en Andra Mari Gunea.
ES un cincuentón pequeñito pero con mucho carácter. Este año se cumplen exactamente cinco décadas desde que se fabricara en Mungia el primer Goggomobil, allá por 1962. Fueron apenas unos años los que se mantuvo la producción de este microcoche en esta localidad, pero la impronta que dejó en el municipio ha sido fuerte y por eso, Mungia ayer quiso rendir homenaje al Goggomobil en su 50 aniversario con toda una jornada de actividades que sirvió para recordar aquellos tiempos en los que este pueblo vivió una breve aventura automovilística en forma de txiki-coche. El Ayuntamiento de Mungia junto con Mungiako Goggomobil eta Aintzinako Kotxeen Elkartea, han sido los impulsores y organizadores de esta iniciativa.
El principal foco de atracción durante la jornada fue Andra Mari Gunea. Allí, guarecidos por los restaurados arcos de esta antigua iglesia, relucían casi una veintena de microcoches llegados desde diversas partes del País Vasco, y entre los que reinaban por encima de todos, varios ejemplares, brillantes y mimados, de Goggomobil. Pero estos no eran los únicos cochecitos presentes ya que los asistentes también pudieron disfrutar contemplando un par de coquetas Issetas, conocidas como huevos, o algunos ejemplares de Biscuter.
"Es la primera vez que se hace una concentración de microcoches en la zona norte del Estado", explicó Miguel Martín Zurimendi, miembro del Club Goggomobil. "No es fácil juntar a vehículos de este tipo que anden, porque su autonomía es muy limitada, es difícil ponerlos en marcha", subrayó, poniendo en valor la relevancia del evento. Martín llevó a la exposición su Goggomobil, una unidad del año 66, así como un curioso Biscuter comercial de 1953, popularmente conocido como Rubia, y que tiene detrás una pequeña cabina de estructura de madera para ser utilizado como vehículo de reparto. "El problema a la hora de mantener este tipo de coches es que ya no hay recambios, hay que fabricarlos. Hay que estar continuamente cuidándolos", explicó.
Entre los Goggomobiles presentes en la concentración estaba un ejemplar que el Ayuntamiento de Mungia adquirió hace un par de año y que ayer hizo alarde de su pequeño motor que resonó alegre cuando el vehículo se puso en marcha para pasearse por las inmediaciones. "El Goggomobil es parte de la historia de Mungia", resaltó Mirenbe Bilbao, concejala de Cultura del Consistorio mungiarra. "De alguna manera supuso parte del nacimiento del proceso de industrialización de la comarca. Los que en aquel tiempo trabajaron en la empresa los miran ilusionados. El hecho de que el Ayuntamiento haya recuperado un Goggomobil y verlo dando vueltas a mí me emociona", afirmó. "Cada pueblo tiene que mantener su historia", añadió.
José Luis Etxegarai fue precisamente uno de esos trabajadores de Munisa, la empresa que fabricaba en Mungia el Goggomobil. Comenzó a trababajar en la firma en el 61, antes de que tomara forma la primera unidad de estos microcoches. "El primero fue un poco más artesanal y los siguientes ya salían de la cadena de montaje", explicó. Etxegarai, que hoy día forma parte del Club del Goggomobil y que tiene dos de estos cochecitos, narró cómo a finales del año 62 llegaron a fabricarse hasta quince unidades al día. "La fabrica en Mungia tuvo importancia. Esta era una zona muy rural, no industrializada, y fue una de las empresas que supusieron una alternativa de trabajo para gente del pueblo", añadió.
En 1967, el final El Goggomobil dejó de fabricarse en 1967. Su alto precio debido a las trabas relacionadas con intereses estratégicos de los dirigentes políticos del momento, supuso su paulatina desaparición. Además, su tamaño era ya demasiado pequeño para una sociedad que a finales de los 60 demandaba coches familiares de mayor tamaño.
Pero en la lejana Alemania, país de origen de este tipo de coche, aún existe una empresa que se dedica a producir recambios de Goggomobil. Ayer no quiso faltar a la cita de Mungia, Uwe Staufenberg, representante de esta empresa. "Notamos que en Alemania hay cada vez más movimiento por parte de la gente joven que quiere recuperar y restaurar Goggomobiles", explicó. Staunfenberg se mostraba orgulloso de ser el propietario de un Goggomobil fabricado en Mungia, que es además, un raro ejemplar de los pocos modelos de furgoneta que se elaboraron. "Solo quedan dos unidades y yo tengo una de ellas", aseguró. "Es del 65 y yo lo compré en 2007, lo tenía un vendedor de Goggomobiles en un sótano de Madrid. Allí estuvo guardado treinta años", narró.
La jornada transcurrió con otras actividades como juegos para niños o un concurso de elegancia de automóviles. Pero todo el día los protagonistas fueron los Goggomobiles, esos cochecitos chiquitines y cincuentones que provocan una sonrisa allá por donde pasan. Hoy, los amantes del motor tienen otra cita en Mungia. Será a las 10.00 horas en Legarda Ikastetexea, con el mercadillo y la exhibición de coches y motos clásicas.
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