El mercadillo popular de segunda mano organizado por Bitxiak acogió ayer 240 puestos y bate su récord de participación
Barajan buscar una nueva ubicación que permita alcanzar las 300 mesas.
El rastrillo popular de Navidad de Mungia ha vuelto a batir su propio récord de participación. Los 240 puestos de compra, venta e intercambio de objetos de segunda mano que estuvieron presentes ayer en la cita avalaron este mercadillo que organiza Bitxikiak, la asociación de coleccionistas de Mungia, junto con el Ayuntamiento de la localidad.
La de ayer era la décima edición de este evento que crece y crece cada año y que está dirigido a personas no profesionales, es decir, a particulares que quieren dar salida a aquellos objetos que guardan en casa. No en vano, el primer rastrillo que Bitxikiak puso en marcha hace una década contó con apenas 23 mesas. Y es que, la segunda mano ha cogido fuerza los últimos tiempos. Estas épocas de crisis parecen haber propiciado que la gente se lo piense dos veces antes de tirar cosas y prefiera sacarles un rendimiento vendiendo aquellos objetos que, aun estando en perfecto estado, ya no usan y guardan en desvanes y camarotes.
El día amaneció ayer azul y el rastrillo de Bitixikiak tuvo a la climatología a su favor antes de que a mediodía cayeran las primeras gotas de lluvia. Así que fueron cientos los cazadores de gangas y tesoros low cost que acudieron para rebuscar entre las mesas ubicadas en los aterpes de Legarda Ikastetxea y el Instituto Lauaxeta. Antonio López, presidente de Bitxikiak, se mostró más que satisfecho del éxito de esta cita. "Está funcionando muy bien", aseguró López a pie de rastrillo. "Antes del mercadillo la gente nos llama para inscribirse y solicitar una mesa para vender sus cosas. La gente es receptiva a la hora de poner un puesto. Año tras año lo que nos suele preocupar es cuál será la respuesta del público que viene a comprar. Pero una vez más estamos muy contentos en ese sentido", destacó.
Este éxito, tanto de puestos como de público, ha hecho que Bitxikiak piense en ampliar superficie para futuras ediciones. "De cara al año que viene estamos planteándonos buscar una nueva ubicación que nos permita llegar a los 300 puestos", afirmó. De hecho, este año, como ha sucedido en ediciones anteriores, hay muchos que solicitaron poner un stand y que se han quedado fuera al cubrirse el cupo de participantes. "Este rastrillo tiene cada vez más vocación de servicio público", explicó. "La gente ya no tira, y este rastrillo se ha convertido una alternativa a los garbigunes", añadió López.
Libros, juguetes, ropa, bolsos, calzado, bisutería, y hasta aperos para labranza se amontonaban en las mesas entre las que curioseaban los buscadores de chollos. Marta es una getxotarra que acudió con su ama para montar uno de los puestos. "Venimos para liberar la casa de cosas", explicó. "Hemos traído ropa, zapatos, bolsos... Todo de invierno. Este es el segundo año que venimos. También estuvimos en el rastrillo que se hace en verano y trajimos ropa de la temporada", añade. Marta asegura que cada vez se nota más que la gente apuesta por la segunda mano. "Incluso yo he comprado ropa de segunda mano. Te la llevas a casa, la limpias y la planchas y queda como nueva", explicó.
Beatriz, Irene y Mª Ángeles, de Laukiz y Bilbao, salían del rastrillo cargadas de bolsas. "¡Es el segundo viaje que hacemos al coche!", exclamaron. Este era el tercer año que acudían a la cita y llevaban un montón de libros, cestas, unas botas de marca... "Hasta me he comprado un bolso de piel por doce euros", explicó una de ellas. "Es una idea genial. Aquí tenemos opción de comprar barato", concluyeron.
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